“Peor de lo que la gente cree”, cambios en Medicaid crean caos en los estados
Más de 20 personas hicieron fila en la puerta de una oficina estatal de asistencia pública en Montana antes de que abriera, para asegurarse de que no se los sacara de Medicaid.
En Missouri y Florida, beneficiarios que decidieron llamar por teléfono a las líneas directas para renovar su cobertura, reportaron haber estado en espera por más de dos horas.
El verano pasado, los padres de un hombre discapacitado en Tennessee, que había estado en Medicaid durante tres décadas, lucharon contra el estado para mantenerlo inscrito mientras agonizaba de neumonía en un hospital.
Siete meses después de lo que se predijo sería el mayor terremoto en los 58 años de historia del programa gubernamental de seguro médico para personas con bajos ingresos y con ciertas discapacidades, los estados han revisado la elegibilidad de más de 28 millones de personas y han cancelado la cobertura de más de 10 millones de ellas.
Y se espera que millones más pierdan Medicaid en los próximos meses.
La caída sin precedentes en la inscripción se produce después que esta primavera terminaran las protecciones federales que habían prohibido a los estados sacar a las personas de Medicaid durante los tres años de la pandemia.
Desde marzo de 2020, la inscripción en Medicaid y el Programa de Seguro de Salud Infantil (CHIP) había aumentado en más de 22 millones hasta alcanzar la cifra récord de 94 millones de beneficiarios.
El proceso de revisión de la elegibilidad de todos los inscriptos en Medicaid no ha sido nada sencillo para muchos afiliados. Algunos están perdiendo cobertura sin entender por qué. Otros están luchando por demostrar que todavía son elegibles.
Tanto beneficiarios como defensores de pacientes dicen que los funcionarios de Medicaid enviaron formularios de renovación obligatoria a direcciones viejas, calcularon mal los niveles de ingresos e hicieron malas traducciones de los documentos.
Intentar procesar los casos de decenas de millones de personas al mismo tiempo también ha exacerbado las fragilidades de larga data en el sistema burocrático. Algunos hasta sospechan que ciertos estados han aprovechado el confuso sistema para desalentar la inscripción.
“No sólo es malo, es peor de lo que la gente puede imaginar”, dijo Camille Richoux, directora de políticas de salud de la organización sin fines de lucro Arkansas Advocates for Children and Families. “Esta reducción no se ha tratado de determinar quién es elegible por todos los medios posibles, sino de cómo podemos expulsar a la gente por todos los medios posibles”.
Sin duda, algunos de los beneficiarios de Medicaid que se inscribieron en el programa cuando la tasa de desempleo en Estados Unidos se disparó, en medio de los aislamientos por covid-19, han obtenido desde entonces seguro médico a través de nuevos empleos, a medida que el desempleo volvió a caer a los mínimos previos a la pandemia.
Y algunos de los que se dieron de baja se están inscribiendo en planes de los mercados de seguros establecidos por la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA).
Por ejemplo, Sarah London, directora ejecutiva de Centene, dijo a los inversionistas el 24 de octubre que el gigante de la atención médica esperaba que hasta 2,4 millones de sus 15 millones de miembros de atención administrada de Medicaid perderían la cobertura debido a cancelaciones, pero más de 1 millón habían adquirido sus planes del mercado desde octubre la misma época el año pasado.
Aún así, nadie sabe cuántos ex beneficiarios de Medicaid siguen sin seguro. Los estados no hacen un seguimiento de lo que les sucede a todos luego que son expulsados del programa. Y las cifras finales probablemente no se conocerán hasta 2025, después que el proceso finalice el próximo verano y los funcionarios federales investiguen el estatus de seguro de los estadounidenses.
Sin Medicaid, los pacientes no van a sus citas
Trish Chastain, de 35 años, de Springfield, Missouri, dijo que su cobertura de Medicaid expirará a fines de año. Aunque sus hijos todavía están cubiertos, ella ya no califica porque sus ingresos son demasiado altos: $22 la hora. El empleador de Chastain, un centro de rehabilitación, ofrece seguro médico, pero su parte de la prima sería de $260 al mes. “No puedo permitirme eso con mi presupuesto mensual”, dijo.
Dijo que no sabía que podría ser elegible para un plan de más bajo costo en los mercados de seguros de ACA. Sin embargo, eso todavía significaría nuevos costos.
Las brechas en la cobertura pueden poner en peligro el acceso de las personas a los servicios de salud o su seguridad financiera si reciben facturas médicas por atención que no pueden posponer.
“Cualquier tipo de atención que se posponga —ya sea asma, autismo o algo tan simple como un dolor de oído— puede empeorar si se espera”, dijo Pam Shaw, pediatra de Kansas City, Kansas, que preside el Comité de asuntos gubernamentales estatales de la Academia Americana de Pediatría.
Médicos y representantes de centros de salud comunitarios de todo el país dijeron que han visto un aumento en las cancelaciones y faltas entre los pacientes sin cobertura, incluidos los niños. A nivel nacional, los estados ya han dado de baja a cerca de 1,8 millones de niños en los 20 estados que proporcionan datos por edad.
Los niños suelen calificar más fácilmente que los adultos, por lo que sus defensores creen que a muchos se los expulsa injustamente porque se considera que sus padres ya no son elegibles. Mientras tanto, la inscripción en CHIP, que tiene niveles de elegibilidad de ingresos más altos que Medicaid, ha mostrado sólo un pequeño aumento.
Los niños representaron porcentajes variables de las personas dadas de baja en cada estado, desde el 68% en Texas hasta el 16% en Massachusetts, según KFF.
En septiembre, la administración Biden dijo que la mayoría de los estados estaban realizando controles de elegibilidad de manera incorrecta y cancelando de manera inapropiada la inscripción de niños o miembros del hogar elegibles. Ordenó a los estados restablecer la cobertura para unas 500,000 personas.
Horarios variables, tasas de bajas variables
Idaho, uno de los pocos estados que completó la reducción en seis meses, dijo que canceló de la inscripción de 121,000 personas, de las 153,000 que revisó en septiembre porque sospechaba que ya no eran elegibles con el fin de la emergencia de salud pública. De los expulsados, alrededor de 13,600 se inscribieron para cobertura privada de ACA, dijo Pat Kelly, director ejecutivo de Your Health Idaho, el mercado de seguros de salud estatal. Los funcionarios estatales dicen que no saben qué pasó con el resto.
California, por el contrario, comenzó a remover beneficiarios recién este verano y está transfiriendo automáticamente la cobertura de Medicaid a los planes del mercado para aquellos elegibles.
Hasta ahora, las tasas de bajas de Medicaid de las personas analizadas varían dramáticamente según el estado, en gran medida a lo largo de una división política azul-roja, desde un mínimo del 10% en Illinois hasta un máximo del 65% en Texas.
“Siento que Illinois está haciendo todo lo que está a su alcance para garantizar que la menor cantidad posible de personas pierdan la cobertura”, dijo Paula Campbell de la Asociación de Atención Primaria de Salud de Illinois, que representa a docenas de centros de salud comunitarios.
A nivel nacional, alrededor del 71% de los afiliados a Medicaid que perdieron la cobertura fue debido a problemas de procedimiento, como no responder a las solicitudes de información para verificar su elegibilidad. No está claro cuántos siguen siendo elegibles.
Funcionarios estatales y locales de Medicaid dicen que han intentado comunicarse con los beneficiarios de muchas maneras, a través de cartas, llamadas telefónicas, correos electrónicos y mensajes de texto, para verificar la elegibilidad. Sin embargo, algunos beneficiarios no tienen un correo electrónico o servicios de Internet consistentes, no hablan inglés o están haciendo malabarismos con necesidades más urgentes.
“El esfuerzo de desmantelamiento sigue siendo un gran desafío y un impulso significativo para todos los estados”, dijo Kate McEvoy, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Directores de Medicaid.
La gente no entiende lo que está pasando
En muchos estados, eso ha significado que los afiliados hayan tenido que enfrentar largas esperas para obtener ayuda con las renovaciones.
Las peores esperas telefónicas se produjeron en Missouri, según una revisión de KFF Health News de las cartas que los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) enviaron a los estados en agosto. En la carta al programa de Medicaid de Missouri, los CMS dijeron que preocupaba que el tiempo de espera promedio de 48 minutos y la tasa del 44% de habitantes de Missouri que abandonaron esas llamadas en mayo estuvieran “impidiendo el acceso equitativo” a la asistencia y la capacidad de los pacientes para mantener la cobertura.
Algunas personas quedan en espera más de tres horas, dijo Sunni Johnson, trabajadora de inscripción en Affinia Healthcare, que administra centros de salud comunitarios en el área de St. Louis. Se trata de un obstáculo importante para una población en la que muchos tienen minutos limitados en sus celulares.
En Florida, que ha eliminado a más de 730,000 personas del programa desde abril, los inscritos a principios de este año estuvieron esperando casi dos horas y media en un centro de llamadas en español, según un informe de UnidosUS, un grupo de defensa de los derechos civiles. Las versiones en español de la solicitud de Medicaid, el sitio web de renovación y otras comunicaciones también son confusas, aseguró Jared Nordlund, director de UnidosUS en Florida.
“Apenas pueden hacer bien las traducciones al español”, dijo.
Miguel Nevarez, secretario de prensa del Departamento de Niños y Familias de Florida, que gestiona el proceso de redeterminación de Medicaid, criticó las quejas sobre malas traducciones y largas esperas para acceder al centro de llamadas en español como una “narrativa falsa”. Dijo: “Los datos muestran claramente que Florida ha ejecutado un plan justo y eficaz para las redeterminaciones”.
En California, líneas telefónicas congestionadas, oficinas de los condados abarrotadas y con poco personal, y problemas para descargar las solicitudes de renovación electrónicamente están “agravando la dificultad de las personas para renovar su Medicaid”, dijo Skyler Rosellini, abogado principal de la oficina de Los Ángeles del National Health Law Program. “Sabemos, según los casos que recibimos, que la gente no logra salir adelante”.
Jasmine McClain, asistente médica de 31 años, dijo que intentó todo antes de que Montana terminara la cobertura de Medicaid para sus hijos, de 3 y 5 años, a principios de octubre. Envió la documentación en línea y por fax para demostrar que aún calificaban. Pasó horas en espera en la línea directa estatal. Después que terminó la cobertura de sus hijos, fue a una oficina estatal de asistencia pública en Missoula pero no pudo conseguir una cita. Un día a mediados de octubre, aproximadamente 30 personas hicieron fila afuera de la oficina desde las 6:40 am, antes de que abriera.
Después de tres semanas de pedir ayuda mientras sus hijos no tenían seguro, el estado restableció la cobertura de sus hijos. Dijo que un supervisor le dijo que la documentación de la familia presentada en línea no había sido procesada inicialmente.
“El sistema de llamadas telefónicas era un desastre. Las devoluciones de llamada tardaron una semana”, dijo McClain. “Tuve que superar muchos obstáculos”.
Los voceros de los programas de Medicaid de Montana, Florida y Missouri dijeron que sus estados habían reducido los tiempos de espera de las llamadas.
Algunos beneficiarios de Medicaid buscan ayuda a través de los tribunales. En una demanda colectiva de 2020 contra Tennessee que busca ponerle una pausa a la revisión de elegibilidad para Medicaid, los padres de los beneficiarios describen pasar horas al teléfono o en línea con el programa, tratando de garantizar que no se pierda la cobertura de sus hijos.
Uno de esos padres, Donna Guyton, dijo en un expediente judicial que el programa Medicaid de Tennessee, llamado TennCare, envió una carta en junio revocando la cobertura de su hijo Patrick, de 37 años, quien había sido elegible para Medicaid debido a discapacidades desde que tenía 6 años. Mientras Guyton hacía llamadas y presentaba apelaciones para proteger el seguro de su hijo, fue hospitalizado con neumonía, y estuvo internado semanas hasta que murió a finales de julio.
“Mientras Patrick luchaba por su vida, TennCare amenazaba con quitarle la cobertura de su seguro médico y los servicios en los que dependía”, dijo en un expediente judicial. “Aunque deberíamos haber podido centrarnos en la atención de Patrick, nuestra familia tuvo que navegar por un sistema que seguía negando su elegibilidad y poniendo en riesgo su cobertura médica”.
TennCare dijo en un expediente judicial que la cobertura de Medicaid de Patrick Guyton nunca fue revocada: la carta de terminación fue enviada a su familia debido a un “error”.
Phil Galewitz en Washington, D.C., escribió este artículo. Daniel Chang en Hollywood, Florida; Katheryn Houghton en Missoula, Montana; Brett Kelman en Nashville, Tennessee; Samantha Liss y Bram Sable-Smith en St. Louis; y Bernard J. Wolfson en Los Ángeles contribuyeron con la historia.
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